miércoles, 16 de agosto de 2023

La palabra (y uno).

La palabra no es lo que parece, no limita su alcance al campo lingüístico. Ni siquiera es lo que dice ser. Miente. En su origen etimológico -el latín parábola- existe la indicación de contenido amplio, de acaparadora perspectiva: una función participativa en el fenómeno humano de contacto entre parlantes por medio de vocablos audibles o escritos. Acerca de la palabra la RAE dice -entre otras acepciones-, que es promesa y oferta. La palabra tiene su fondo científico en las ideas de la naturaleza del lenguaje más allá de los puros sonidos y grafías. Ahí radica su importancia, su utilidad, su sentido, también su gravedad. La palabra es mal veneno. Depende del cuidado que cada cual quiera darle al relacionarla con el pensamiento y un sentido. El lenguaje lo invade y domina lo psicológico, lo sociológico: la palabra es cultura y no se conforma con ser algo más o menos ejemplar: la palabra es fundamental. Quiero decir que lo que ocurre con el lenguaje repercute en la sociedad de una u otra forma. En fin, mañana vuelvo con el caso. El caso es que llevo aquí dos días y los mosquitos ya me han acribillado. Gracias.

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