Hay formas de actuar que son un verdadero campo de minas. Es peligroso actuar sin pensar en las consecuencias, porque de lo único que podemos estar seguros es del rescate imposible cuando explota la dinamita. (Nadie reanima la salud mental de alguien). Cuando la dinamita por simpatía explota no estamos para unir trozos de nosotros. Y llega un chisme a la fábula: Se habla de quién obró en contra del interés común y murió en un campo de minas. ¡Vaya!. Hay que cambiar el curso de las cosas, podemos equivocarnos y nadie certificará la muerte, perdemos si actuamos sin pensar en los demás... La realidad no alcanza la fantasía y la muerte no tiene solución, ¿o sí? Hacer daño a sabiendas no es problema cultural, sino humano. Y en este punto llaga la moraleja: cuando te pidan espacio, dales silencio; cuando te mientan, dales paz; si tratan de manipularte, no te precipites en reaccionar, relájate, piensa, ve en busca de la cara de los domingos y exhibe tu mejor actitud. Si te faltan el respeto no te defiendas ni pongas la otra mejilla. (Los muertos no necesitan sino un cementerio o un crematorio). Gracias.
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