sábado, 21 de agosto de 2021

Se llama Violeta, y ojo con ella.

Me despertó Violeta. ¡Qué horas, Violeta!. Disculpen, Violeta es mi asesora financiera. Dicho así suena importante y de otra forma quizá también. Se llama Violeta y se me presentó como asesora financiera personal de parte de mi usurero preferido para ofrecerme la oportunidad que esperaba para adquirir un teléfono móvil de última generación por una cuota mensual de 70 euros por 36 meses sin intereses. El teléfono es plegable, se pliega para guardar y se despliega para hablar. Y el precio un chollo. -¿Qué te parece? -Bien. -¿Entonces te reservo uno? -Violeta, no. No sé qué es un teléfono de última generación, ni de primera. Tengo un teléfono para hablar con mis hijas y mis nietos y no necesito dos. En confianza, Violeta -puesto que estamos hablando a la hora que solo hablo conmigo y con esposa-, si te compro el teléfono mi esposa me echa de casa. Con las ganas que tiene que deje de ser un estorbo, el teléfono como disculpa le vendría de perlas. No insistas, ni persistas. Buen día. (El teléfono móvil de Violeta 2.500 euros, en la página oficial del fabricante 1.800, también sin intereses). Gracias.

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