"Tenemos que estar dispuestos a dejar de lado la vida planificada, para tener la vida que nos espera". (Joseph Campbell).
Recuerdo a Violeta. Los deseos urgentes no respetan horarios. A Violeta el usurero la obliga a vender teléfonos móviles a precios abusivos y los vende o a la calle. A Violeta no le queda otro remedio que confiar en su poder de persuasión y a mí me llamó el primero. ¡Qué horas, Violeta!. Y aquí añado el recibo de la luz inflado un 30% según la CNMC (por sus letras en inglés, supongo), que tanto daño hace a la economía familiar. El neoliberalismo que tanto nombro acabará con la familia. Y como nunca falta un roto para un descosido, siempre habrá un empresario aventajado amigo de Rajoy que siga al pie de la letra su mandamiento que asoma en los latidos fanáticos de las apariencias. Pero qué lástima que haya quién, pudiendo, no mejore la vida de las familias. Los gobiernos no socorren a las familias. Les dejaremos, pues, en el convencimiento de que son estupendos y que hasta el rabo todo es toro. (Demasiada literatura, tan falsa como los deseos apocalípticos). Gracias.
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