jueves, 10 de septiembre de 2020

Maldita reputación.

Maldita reputación de quien insiste en doblar esquinas en busca de aplausos sin valorar consecuencias. Como quien dobló esquinas huyendo del miedo mirando pa´trás sin valorar consecuencias, las consecuencias vinieron con la farola y el golpe en la cabeza. No volvió a caminar pa´lante mirando pa´trás. Ni a oír. Que nadie ensucie mi reputación literaria si estos días difíciles me devuelven a Facundo Cabral en su fe religiosa: "Perdona a todos y perdónate a ti mismo, no hay liberación más grande que el perdón; no hay nada como vivir sin enemigos. Nada peor para la cabeza, y por lo tanto para el cuerpo, que el miedo, la culpa, el resentimiento y la crítica (agotadora y vana tarea), que te hace juez y cómplice de lo que te disgusta". Sí, está de más escribir un día feliz para que desmemoriados que murieron, mueren, están muriendo, se den la reputación que no merecen. Los que no olvidamos haremos un homenaje vestidos de traje negro y adornaremos el lugar con muchas flores blancas y una rosa roja a la que aferrarse por si un día un alma en pena resucita como Él, por amor. Solo por amor. Gracias.

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