Donde no crece la flor de azahar no es buena tierra. Es tierra de indiferencias. Mala tierra. Vivo en Les Seniaes, donde todo comenzó. Donde aprendí a leer, el sitio donde con el tiempo me enseñaré a no mancar la palabra. Tuve suerte de volver a la vida en Les Seniaes. Aunque recuerdo que no fue fácil, la clase dominante investigó quién era y de dónde venía. Venía del norte y allí asesinaban a la gente. Me investigaron y libre de culpas, como un quijote sin mancha, me concedieron el tercer grado penitenciario. Fueron comportamientos fascistas. Corren tiempos de incertidumbre y me vienen a la cabeza recuerdos que no creí que aún estuvieran viajando por mis adentros. Nunca pretendí lo que no fuera mío. Y sí, me enfrenté a la clase dominante en defensa de la familia, y los hijos primero. Defendí causas perdidas de antemano y curiosamente las gané. Tal vez levanté la alfombra del miedo y pensaron que podían perder aquello que nunca fue de ellos. Va a ser verdad que no hay paraíso sin una musa que inyecte poesía en vena. (Busca quien lame tus cicatrices como dona me las lamió a mí). Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario