sábado, 5 de septiembre de 2020

La política es la frustración de la razón.

Tiene uno la impresión de que las autoridades no responden a las verdaderas necesidades de la ciudadanía. Van a lo suyo. Y lo suyo no es lo nuestro. La evidencia una vez más contraria a derecho. Pierden los de siempre y ganan los usureros que se fusionan y a más concentración más rentabilidad. Echarán cuentas y serán de fábula. Otro descuido de Dios que le pasa inadvertido a su María. Dos bancos poderosos se fusionan y perdemos todos menos ellos. Y el gobierno prometerá que no habrá pérdida de empleo ni cierre de oficinas. Atentos: en el pueblo de Patricia de una caja y un banco no queda ni el cajero automático. El gobierno y los oligopolios. Cuanto menos podremos llamar gratis al 902 de atención al cliente para reclamar el salario mínimo vital antes de que prescriba el día 15. Los administradores del Estado son de mucho dejar que prescriban los derechos ciudadanos. El silencio administrativo es otra manera de corrupción. No se llevan el dinero pero no lo dan ni lo devuelven. La política es la frustración de la razón. (En otra vida habría dicho la política es la frustración del amor). Gracias.

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