miércoles, 14 de marzo de 2018

Su San Martín.

De cuando en vez hablo del futuro y digo que el futuro fue ayer como si no hubiera un mañana. Mi estado de ánimo. Aunque a veces no ando descaminado, porque quiera o no (hablo por todos y todas, con el perdón) a los vivos nos dan vida los amores y a los muertos los recuerdos de los vivos. Lo dije ayer: "El amor está indefenso". Viene al caso una cajera "estupenda" del carrefur que con su sola mirada me demostró que la soberbia no la inventó Rajoy. Hasta el sol no se atreve a despertar el día sin su plácet. Rajoy se irá cuando acabe con (la precariedad) los pensionistas y la cajera "estupenda", ay, no tengo palabras de consuelo. "Sin ti no soy nada", como el bolero, amor, como el bolero. 

Corren malos tiempos para la vida y el amor, cada vez me cuesta más escribir el día, si no es por uno por otra a poco que me descuido una tragedia más. Ayer, al salir de casa, aparecieron dos párpados sin ojos con las ojeras perennes tal vez, arrastrándose por el suelo. En las calles hay tragedias, aunque salga el sol o entre un mar hasta Les Seniaes.

Mi vida es un déjà vu. Y no valen posturas de pasarela ni cuentos que fascinan a quien fascina. No son tiempos para la soberbia sino para la empatía. Hoy por ti mañana por mí. El orden no altera las necesidades. ¿A quién importa que el amor esté indefenso? (Cuando toca toca, y si son Falles son tambores y cornetas y petardos los que tocan... ¿Y si San Martín? "Su San Martín se le llegará como a cada puerco su hora". (El Quijote, II 62). El futuro fue ayer. Gracias.

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