domingo, 18 de marzo de 2018

Por ser nadie.

Vuelvo a echar cuentas por los dedos (me da igual extraviarme porque las nuevas tecnologías me adelantaron y no sé calcular de otra manera), y creo que antes todo era mucho más fácil: salía de casa y la vecina chismosa me daba los buenos días (ay, no sé qué fue de ella, solo sé que no me habla. Tengo mal aquel para las vecinas, digo vecinas y digo vecinos. Pudiera decir amigas pero como Rajoy que si habla bien de alguien ése alguien acaba en la cárcel, a las amigas ni las nombro, y que sea lo que la María quiera). Las nuevas tecnologías me han matado. Si al menos no me importara ser lo que no soy tendría vida, no sería una vida verdadera pero tendría vida. (¿Y a quién importa? Por un decir: mi esposa en facebook es más o menos ella, pero en twitter no la reconozco. Y en instagram tampoco. Mi esposa es lo que quiera ser en cada momento. Mantiene amenas conversaciones de lo que no entiende ni le interesa con quien no conoce y se lleva a las mil maravillas (eso es tener suerte), además, como su perfil es falso... Mi esposa se podría dedicar a la política: un día criticaría al PP y otro a Ciudadanos. Por cierto (¡hay que joderse!), me preguntó qué diferencia existe entre unos y otros y solo se me ocurre el color azul, el naranja y la edad. Los del PP son más viejos... (Idea: si Rajoy me sube la pensión me afilio al PP. Ser viejo corre de mi cuenta, de Rajoy subirme la pensión. Aquí queda escrito. Y ojo, que yo no de esos que traiciona a los suyos). Si es verdad, porque cada día sé menos de casi todo, otra prueba que confirma que no pertenezco a este mundo y otro no existe. De hecho creo ser inexistente.

Qué tristeza más grande, para vivir hoy en día si no tienes una cuenta abierta en alguna red social estás muerto. Me viene a la cabeza la dama que no me deja ir cuando me dice: "lo que no ves con tus ojos no lo inventes con tu boca". Como si ella supiera lo que ven mis ojos. Ni lo que invento y callo o no sale por mi boca si no es lo mismo. Gracias.

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