Porque mi esposa para ir de manifestación a Valencia en defensa de más protagonismo e igualdad para la mujer en este país machista hasta la extremaunción me dejó el trabajo de un día para tres. Y me explico: Limpiar los azulejos, hacer las camas, barrer, fregar y una lista interminable de quehaceres que jamás imaginé que hubiera que realizar en una casa. En mi casa cuando me levanto como un paisano de antes tengo el café y las tostadas encima de la mesa. ¿Y qué mal hay si nos queremos más que siempre? Pues mi esposa, sino para votarla, le encanta la ministra García Tejerina y, para qué engañarnos, las mujeres del PP, que convocan para hoy, 8-M, una huelga a la japonesa, o sea, trabajar más y ganar menos si aritméticamente es posible. Y lo es si hablamos de los amigos empresarios de Rajoy.
Digo que mi esposa le encanta la ministra García Tejerina pero en el fondo es de Sánchez y no como yo que soy de Díaz (un día traeré a de soslayo lo que sufro cuando discutimos de política; a veces, y Dios y su María quieran que no salga de aquí, estamos a punto de llegar a las manos. Temo que en un arrebato emplee su fuerza bruta conmigo.
Mujeres todas de este país, no hagan caso a las señoras del PP y manifiéstense en defensa de sus derechos, yo así lo haré, pero cogeré otro tren para no coincidir con mi esposa. Miedo me da. Iré en otro tren a defender a la mujer y sus derechos, y las pensiones, así que tal vez pierda el tren hoy y mañana. Otra cosa será cuando vuelva a casa, no obstante será viernes de mercado y compraré varias disculpas. Importa llevarse bien. Lo sé por experiencia. Gracias.
“Las viejas ofensas no se borran con beneficios nuevos, tanto menos cuanto el beneficio es inferior a la injuria” (Nicolás Maquiavelo)
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