Corren malos tiempos para la vida y el
amor, para la fe. Pero los malos tiempos no son de ahora, vienen de lejos.
Los tiempos pasados fueron malos y los presentes y los que han de venir. Por lo tanto, es necesario sobreponerse a toda frustración, componer una canción melódica y desembarazarse de los asuntos inaplazables y el pesimismo: tenemos que escapar de la machacona rutina y volver a lo originalidad. Hablo de desmenuzar la belleza que a veces nos pasa de soslayo. La vida es lo que es y debemos regresar a la santa poesía, a la Carmen bella de cada
cual, a la familia, y los niños primero. A la colindancia cercana que nos puede salvar del caos si no la hemos echado de nuestra vida.
A veces me apetece
tirarme al monte y no es solo cuando el melonero me ataranta con su mejor oferta: "4 melones 5 euros" o cuando Jesús el Cristo llega y la mejor manera de anunciarlo es pasar por debajo de mi ventana tocando los malditos tambores y las insufribles cornetas. En el pueblo de Patricia el ruido ordena: ¡sí, señor! y altera mi impagable soledad, me impide concentrarme y escribir. ¡Quiero escribir!. Me conozco lo suficiente para no temer el pasado, solo necesito silencio y escribir. Tuve suerte en la vida, siempre lo digo pero no he vivido haciendo lo que más me gusta, y a pesar de los malos tiempos y el porvenir que no viene, no quiero que nada altere mi psique para escribir. Necesito escribir más días porque tengo la sensación que he perdido años de vida y entre ellos un sueño, el más deseado por mí: tener algo contigo. Necesariamente he de vivir más años y no perder la esperanza de tener algo contigo. Gracias.
Toda una reflexión ...
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