sábado, 28 de octubre de 2017

Por favor, sean felices.

Cuando yo nací el país estaba tranquilo y vivíamos intranquilos. Ahora el país no está tranquilo y seguimos viviendo intranquilos. Cuando yo nací había trabajo y pasábamos hambre, ahora no hay trabajo y seguimos pasando hambre. Y no excluyo la libertad de expresión que ni antes ni ahora. Vamos a peor. No es nostalgia, tampoco un tango tristón, es una depresión como un tren de mercancías. Si la dama que no me deja ir supiera que soy capaz de echar cuentas desde que nací, ella que daría lo que no tiene por saber algo de mí -probe-, se metía a chamán o a pitonisa de feria.

En este país nos falta fe. Por la María sé que en el cielo no dejan entrar a quien no vaya acompañado y enamorado. Como no descarto que en un descuido alguien entre en de soslayo y me lea y crea en Dios y con el tiempo me llegue a querer entraré en el cielo por la puerta de los monseñores. En serio, cuando llegue el día que tengo señalado en el calendario me gustaría que todos y todas nos lleváramos mejor. Son un dolor las noticias que me llegan. Gracias.

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