miércoles, 11 de octubre de 2017

Todo es mentira.

Al paso que voy apenas tendré tiempo para cumplir mis mejores sueños... Moriré y saldré en procesión con lucifer y nos iremos de copas por el bulevar de los sueños rotos del Sabina. Tal vez sea mejor la muerte que la vida. Al paso que voy acabaré preguntándote: ¿Cómo estás? Y tú me responderás, muy bien, gracias. Como dos desconocidos.

¿Dónde has escondido tu risa y tu mirada? He buscado en páginas de libros, en el rincón de dona, en los entresijos de la escalera que bajabas cada mañana con una esperanza nueva, en las esquinas de tu habitación; por cierto, sigo abriendo cada noche la puerta de tu habitación y huele a ti. A pesar de los años aún huele a ti. Dime tú si no es amor.

Como bien sabes, mi vida se ha complicado en los últimos meses y no quiero esperar por el porvenir que ha de venir: moriré como viví. Perdona que no te haya avisado, quizá ni sepas después de tanto tiempo que he muerto y no estás porque no viniste, siquiera cuando te soñaba entre mis brazos. Como tú, yo, también he valorado las consecuencias y no me apetece volver y sentirme culpable y sin alivio. Lo cierto es que me he acostumbrado a vivir sin ti. Gracias.

4 comentarios:

  1. ¿Sabes? Eres como Sabina, tienes la cabeza pesimista pero el corazón optimista. ¿Sabes que si dejas de escribir moriré un poco? ¿Sabes que casi siempre me haces sonreír? ¿Sabes que todas las mañanas te dedico unos minutos imaginando que hiciste en las horas que me faltan por vivir? ¿Sabes que contando desde ayer faltan dos meses para tu día memorable? Cierra los ojos y déjate llevar por la imaginación. Magia pura.

    Tu que ya viviste el futuro ¿Puedes decirme si voy a escribir hoy o seguiré instalada en mi nube valemadista?

    ¿Ya te dije que te quiero?

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  2. ¡Chin! Me faltó un acento. Eso me pasa por escribir con la piel en los labios. Habrás de disculpar.

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  3. Buenas madrugadas.

    Creí que me habías olvidado. De una mujer tengo dicho por ahí que de musa pasó a poesía y nunca más supe de ella. Y ahora vienes tú diciendo que me dedicas unos minutos cada mañana. Pues de ser tú esa mujer, serías santa, además de musa y poesía por visitarme y dedicarme unos minutos cada día. De lo demás no entiendo, a no ser que me quieres, pero no es noticia porque yo también te quiero.
    Tienes que escribir. Tú escribe, atiza esa modorra y escribe. Gracias y beso.

    Salud.

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