Hablo de asuntos inaplazables de los demás para justificar
comportamientos que debieran ser amores. Indiferencia. De lo mal que va el país
con estos políticos que van a lo suyo, a ganar las próximas elecciones y a perpetrarse en los
escaños de colores del Congreso y el Senado y otras
administraciones que ni sabemos que existen. Me preocupan las cosas de los
demás y no las mías. En mi defensa puedo decir que hace tanto calor que
fundiría un beso con un brazo pegado a un hombro. Por los besos que no nos dimos. Por los besos y los abrazos que nunca nos daremos.
La primavera se me ha ido sin enterarme. No es la primer primavera
que se va sin enterarme. Digo que los asuntos
inaplazables impiden sentir y no lo sé de oídas, pero ahora más que
otras veces me duele porque Les Seniaes ya no lucen las flores de
colores con su desbordante esencia, ni las mariposas vuelan libres.
Un descuido con nombre me recuerda que nada ocurre por casualidad
y que no debo estar pendiente de las cosas de los demás descuidando las mías.
Mi mente absurda. La persona encargada de vestir la primavera de nuevos amaneceres y pintar de colores
las flores en Les Seniaes y las mariposas y los pájaros y los más
hermosos recuerdos con caricias de luna llena cambió el turno por otra persona madrugadora que viste el verano con calor sofocante antes que los
amaneceres propaguen la esencia de las flores y lo quema todo. La persona encargada del verano ha pintado el paisaje de Les Seniaes con colores fuego. Me quedo en mi impagable soledad hasta que la persona encargada de vestir el otoño llegue al menos con el ambiente que se pueda respirar y no mascar.
Por reescribir la historia, ¿tú la cambiarías? A mí me es indiferente, solo conozco tu voz apresurada y ese mal humor. De los malos entendidos como excusa también se aprende. Solo quiero escribir el día y vivir en paz que es sinónimo de amor. Me perdí el cambio de estación por escuchar tus estúpidas excusas. Lo que tenía que dejar atrás no lo dejé y eso es todo. Lo que no puedo controlar me perjudica y me hace infeliz. Viviré sin ello. Mientras la noche preceda al día y María, la Magdalena, me acompañe... Mi mente absurda prefiere esperarte: No vuelvas. Gracias.
... pero a veces escribes enojado y los hombres enojados me asustan.
ResponderEliminarBuenas para ti. A mi me falta todavía terminar el día en unas cuantas horas.
Tu nombre siempre irá adherido a tu paraíso particular de flores, mariposas y un atajo con un nombre casi en el olvido.
De soslayo te quiero mucho.
No todos los sentimientos son santos, pero lo que realmente me enojan no los saco a pasear. Nunca entenderé tu horario y menos a ti. Pero yo también te quiero... mucho no, no te pases. Beso.
ResponderEliminarSalud.