Entre mociones de censara de Podemos contra el PP, y por si fueran
pocos los insultos, aparece Baltasar Garzón exigiendo quitar al PP
con un "pacto a la portuguesa". Como el arroz a la portuguesa que
más parece arroz blanco a la cubana. Al arroz, si no se le echan tropiezos no tiene sabor. Malos los que están y miedo dan los que por la cara quieren estar. En martes y trece peores todos.
No digo que no se vaya el PP, se tienen que ir, pero a cambio
queremos garantía de que las cosas irán mejor con los partidos
políticos que vengan. Los votantes ya no nos fiamos. El Estado de bienestar. La ley mordaza. El estatuto de
los trabajadores. La dependencia. La sanidad. La
educación. Las pensiones. Y etcétera. Nada cambia, siempre igual, falta voluntad política. Queremos saber lo que harán unos antes de que se vayan otros. Alternativa programática, de lo contrario sería más de lo mismo con el Erario vacío. No nos vale el "pacto a la portuguesa"
ni otras ocurrencias si no vienen por escrito en un programa
electoral y con sus respectivas partidas económicas.
Si a los políticos no los soportan los escaños del
Congreso, cómo los vamos a soportar los votantes. A los políticos no los soportamos porque no ofrecen la confianza necesaria, y la
poca esperanza que nos queda la dejamos para ir al Carrefur a llenar la nevera. Queremos
soluciones para el país de la corrupción. Queremos soluciones para
el país de las autonomías, regiones o como cada cual las quiera
llamar en presencia de su abogado. Queremos soluciones para el país de los que siempre pierden.
Queremos trabajar por un salario que llegue a fin de mes. Pensiones
dignas para ayudar a nuestros hijos mientras las nuevas señorías se
suben el sueldo. Perdón, mezclo churras con merinas, creo que sus
señorías ganan mucho más de lo que merecen, tengo pruebas. Bueno sería
que ningún cargo electo o nombrado por un cargo electo ganara más que el presidente del gobierno.
Bueno sería para empezar y continuar con una renta mínima para que las familias coman,
y los niños primero. Y bueno sería acabar con la etílica Violencia
de Género, aunque sea la mujer la que siempre muere.
¡Hay que joderse!. Discriminación positiva, ya. Y puestos, ver la manera de convencer a
la ciudadanía para que vuelva a creer en el democrático ejercicio de la
política. Me apeo por hoy, disculpen, voy de urgencias a gritar a Les
Seniaes. Mañana sigo. Gracias.
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