-Hola, ¿cómo estás?
-Hoy me apetece recordar, ¿puedo?
-Claro, quiero saber algo más de ti. Al fin.
-Pues no me interrumpa.
Comenzaré diciendo que estoy harto y que ya le vale de recetarme pastillitas de colores. Yo no le agradezco que no me haya dejado ir: nunca me hubiera ido sin las personas que me quieren y quiero. Si no he vuelto antes fue porque no encontré el camino que me alejó. Sin las pastillitas de colores puedo asegurar que hay otros
caminos. Emprender otros caminos es necesario si alguien o algo te
espera: la esperanza, la libertad, lo obvio. A mí además me esperaba un beso tibio de luna llena en Les Seniaes. Es fundamental emprender otros caminos. No quedarse en la orfandad.
Otros caminos conllevan cambios, y los cambios para que sean realmente
trasformadores han de tener su origen en el
hipocentro del alma. Un trauma pesa toneladas de decisiones erróneas y no siempre hay segundas oportunidades y uno tiene que arreglárselas con pastillitas de colores. Es jodido. Ahora, he vuelto, no sé cuándo pero he vuelto, y en Les Seniaes
canto mi libertad y siembro palabras y a veces florecen versos. La naranja cae del naranjo a tierra si no se recoge a tiempo, cerca, cae cerca del naranjo y espera que alguien la recoja antes de echarse a perder. No quiero que me pregunte quién soy, ya no, confórmese con saber que soy el que recoge esa naranja en tierra porque si no la recojo muero. Usted me ha hecho más viejo que la edad que tengo, pero ya no tanto, ahora soy más joven que viejo porque sueño: soy un soñador obstinado. Es todo, pero si aún quiere saber algo más de mí, pregunte a unas y otros, a mí se me agotó la paciencia. Y si a pesar de todo me quiere encontrar, no me busque en la farmacia ni me busque en el cementerio: a la farmacia no he vuelto y en el
cementerio encontrará la maldita depresión que alimentó con sus pastillitas de colores. Las gracias a María, la Magdalena, con su poesía ahora soy un hombre feliz escribiendo el día que me gusta vivir. ¡A la mierda las pastillitas de colores!. Yo quería volver y no
encontré el camino que me alejó.
-¿Te estoy interrumpiendo?
-¿Quién es usted?
-¿No te han llamado para decirte que tu psiquiatra está de vacaciones?
-A mí no me ha llamado nadie.
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