Un tango miente. No hay
que mostrar tedio al nuevo día: es un regalo. Si Dios, el anotador o la Carmen bella de cada cual es cosa
de cada quien. Lo peor del pasado la nostalgia, lo peor del futuro el porvenir: la enfermedad, la soledad mal llevada. Vivir hoy y disfrutar las cosas bellas de la vida. Qué pasado y qué futuro. Hoy, vivir hoy. Y si es menester propiciar cambios y llegar a acuerdos de vida sana. Aún es primavera y las mariposas vuelan libres. Inanición, dormir, amodorrarse es perder tiempo, soñar es otra cosa, es lo más parecido a vivir la realidad
que a veces nos hace dudar si es vida sin perder la esperanza de ver amanecer mañana. ¿Qué sabes tú de la vida? ¿Qué saben los demás de ti?
El certificado de vida es el documento
que acredita que una persona está viva: vamos de mal a peor, un juez o lo que sea te mira sin verte y da fe de que estás vivo.
Lo digo con la cara más triste de los entierros: no diría lo mismo de mí la dama que no me deja ir.
Qué poco sabemos de la vida. Qué poco sabemos de nosotros mismos. Qué sabe nadie.
Cada día escribo el día que me gusta vivir entre otras razones para conocerme mejor,
y sí, sin saber de cierto quién soy, quiero ser mejor ahora que sé que soy feliz. Y de salud bien,
gracias. Quien va por la vida cantando miserias no ama siquiera a
quien lo ama... Y yo más. Los viejos somos mucho de y yo más,
como los políticos pero al revés: y tú más.
Siempre lo digo y no me canso, hay quien es feliz y no lo sabe. Mayor
tristeza imposible. Doy fe que escribo sin contrastar la verdad desde mi
impagable soledad. Estoy vivo y soy feliz rodeado de la gente que
me quiere y quiero. ¿Quién da más? Pues hay quien da menos. Hay vivos que llevan años cultivando las flores del
cementerio. A quien nada le falta
nadie le extraña. Ahora bien, hay más culpables que inocentes, como
hay quien espera tu fracaso.
Bajo
un manto de azahar en Les Seniaes hago un llamado somnoliento a los
que no tienen techo, a los repudiados, a los que siempre pierden para que sean fuertes un día más, y otro y otro y, cuando llegue el día, como Él, resucitar por amor. Escaso de fe, yo resucito en el día que escribo, y hoy me encarno en gota de agua mansa como dona, ay. Soy
lluvia fina, el orbayu que no moja pero cala. Y mañana María, la Magdalena, que siempre me acompaña dirá. El que quiere, no el que puede. Recuerden. Y no pasen de soslayo ante el dolor de la colindancia. Para el dolor de uno vale un analgésico, un suspiro y nada más. No existe un tango que cante la verdad. Gracias.
Excelente reflexión ...
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