lunes, 20 de febrero de 2017

Única.

Única, aunque nunca terminó de hacerse como los huevos pasados por agua. Ni dura como los huevos duros. Cerró definitivamente cualquier final diferente. Inmadura, indecisa, imprecisa, insolvente. De niña quiso ser Alicia en el País de las Maravillas, como tantas niñas de su edad, lo malo que sigue siendo Alicia en un país que de maravilloso tiene nada. Y no nos vale su comportamiento impropio como respuesta, ni como pregunta, ni como puntos suspensivos, ni siquiera como amenaza. José Martí, poeta, dijo: "toda la grandeza del mundo cabe en un grano de maíz". Tal vez en otros tiempos fuera pensamiento de poeta universal, ahora no alcanza el grado de pensamiento sino de ruido en un mercado de tráfico clandestino: toda la grandeza del mundo cabe en un grano de arroz y sobra grano y sobra arroz.

Con la miel en los labios y sus ojos de triste mirada, y su norte sin bandera, se perdió con su barca entre las olas de un mar en busca del tardío amor. De saber lo que sabe, de darse cuenta antes que no vale seguir siendo niña siendo mujer, que no vale ir por la vida al margen de la realidad. Que no vale... No vale, no. Y si no vale es desechable.

Fantasmagórica, única. Inextinguible su fantasía, hacer el bien era su hambre y era su sed. Y el horizonte el secreto de sus hazañas. Y su estación la primavera. Y a pesar de tanto afecto, sus aduladores no supieron que existía hasta que vieron su barca encallada en la arena. Y sin morir, única, se acercó a un mar y soltó amarras seducida por otro cuento de hadas y se fue con viento fresco a toda vela en busca de otro país y otro tiempo. (Dichosamente muerta). Gracias... (de nada).

5 comentarios:

  1. ¿Conoces a Annabel Lee? Me hubiese gustado ser ella.


    Buenas...

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  2. Muy buenos...
    Todos queremos ser otros porque otros son mejores... Beso.

    Salud.

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  3. Annabel Lee no era mejor no más era Annabel Lee. Lo que de ella hizo el poeta fue lo que la volvió diferente.

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  4. Basta con leer a Poe para ser diferente. Beso.

    Salud.

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