miércoles, 1 de febrero de 2017

Egolatría.

Estamos en febrero y parece que solo yo me entero. Uy, parece que eso rima, si rima. De pensionista no salgo. Pero no me importaría ser pensionista poeta. Aunque solo fuera por un día y no pretendiera llegar al corazón de una bella dama sino a los vecinos de la calle para que cambien de acera sus vehículos.

Me confieso vulgar, sin pizca de imaginación ni el talento necesario para ser poeta, por contraposición a las palabras lenguaraces que aparecen cuando menos se las espera pidiendo a gritos que un psicoanalista freudiano las acoja. Si no voy a mejor con lo mío, tendré que presentarme a las próximas elecciones... (No permitas que tu ego te entierre). Gracias... (de nada).

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