sábado, 4 de febrero de 2017

Tu paz es mi paz.

"El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta". 1 Corintios 13:4-7

Tenemos un problema y no es broma. La manera de establecer límites a nuestra colindancia es bochornosa. Jesús el Cristo nos anima a leer las Sagradas Escrituras en busca de la verdad. La verdad hace libre a las gentes de corazón. "Yo hablo lo que he visto cerca del Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído cerca de vuestro padre". Juan 8:31.38

Cuidado pensamiento humano, ten fe, amor de paz eterna, después de la tormenta vine la calma. Cierra los ojos y di sí al amor. Comunica a quien corresponda que el amor llamó a tu puerta y que no quieres ser una mujer como otras que parecen tomarse la vida como testaferros disfrazadas de personería jurídica. Y si aún te sigues preguntando qué debes hacer para obtener paz de alma, mírate al espejo y luego mírame: tu paz es mi paz. Sin embargo, yo no existo solo para ti. Si tu amor propio es tuyo y muy tuyo, si asumes las consecuencia de tus errores como castigo y no como enseñanza, tengo un sauce inclinado en Les Seniaes. Mi vida es otra y otras mis obligaciones. Gracias... (de nada).

Mis obligaciones son otras.
Ian me llama sin nombrarme. 
("Ian, estoy aquí, soy yo, tu güelu").
Me doy cuenta que Ian me necesita, 
me doy cuenta, por lo tanto, yo existo. 

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