miércoles, 1 de febrero de 2017

Ojeada de soslayo.

El porvenir está llegando. Por dónde llegará no sé, pero está llegando. Tampoco sé cuándo llegará, pero enseguida. La sociedad está harta y dispuesta a tomar el control de su propio destino sin que ninguna con la fuerza que dan los votos ejerza de inspiración y, bajo palio, fortalezca la institución con su inestimable presencia. Amén.

Christine Lagarde, presidenta del FMI, advierte que el 20% de los españoles con más renta gana siete veces y media más que el 20% más pobre. Christine Lagarde nos puede enseñar cómo se sale de un juzgado culpable y sin pena. Y nada más. "Pero sea vuestro hablar sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede". Según Mateo 5:37. Todos y todas advertimos, claro, porque sabemos lo que nos conviene, pero los amigos empresarios de Rajoy y sus aledaños se creen los reyes del universo y nos obligan a seguir apretándonos el cinturón... Queremos que nos dejen de explotar y devuelvan el dinero que nos robaron con el último salario. Los grandes empresarios nos tienen tomada la medida de la cintura y los políticos con el dinero del Erario compran voluntades y pagan abogados y procuradores para que los defiendan y den la cara por ellos cuando denunciamos los abusos de autoridad que son corruptelas. Los políticos y los grandes empresarios van de la mano. Son esos políticos que hemos votado. Así no podemos amarnos los unos a las otras y viceversa, así, incluso, no hay quien pueda amar a escondidas. Cómo será la degradación a la que hemos llevado el amor que hay quien lo identifica con el mal de ojo. (Esta advertencia, no solo Christine Lagarde advierte lo evidente, está dedicada a la calle de la amargura, a la existencia del odio, y a no poder arrancar el mal de ojo del alma). Ojeada de soslayo. Gracias... (de nada).

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