El porvenir está llegando. Por dónde llegará no
sé, pero está llegando. Tampoco sé cuándo llegará, pero
enseguida. La sociedad está harta y dispuesta a tomar el control de
su propio destino sin que ninguna con la fuerza que dan los votos
ejerza de inspiración y, bajo palio, fortalezca la institución con
su inestimable presencia. Amén.
Christine Lagarde, presidenta del FMI, advierte que el 20% de los
españoles con más renta gana siete veces y media más que el 20%
más pobre. Christine Lagarde nos puede enseñar cómo se sale de un juzgado culpable y sin pena. Y nada más. "Pero sea vuestro hablar sí, sí; no, no; porque lo que
es más de esto, de mal procede". Según Mateo 5:37. Todos y todas
advertimos, claro, porque sabemos lo que nos conviene, pero los amigos empresarios de
Rajoy y sus aledaños se creen los reyes del universo y nos obligan a seguir apretándonos el cinturón... Queremos que nos dejen de explotar y devuelvan el dinero que nos robaron con el último salario. Los grandes empresarios nos tienen tomada la
medida de la cintura y los políticos con el dinero del Erario compran
voluntades y pagan abogados y procuradores para
que los defiendan y den la cara por ellos cuando denunciamos los abusos de autoridad que son corruptelas. Los políticos y los grandes empresarios van de la mano. Son esos políticos que hemos votado. Así
no podemos amarnos los unos a las otras y viceversa, así, incluso, no hay quien
pueda amar a escondidas. Cómo será la degradación a la que hemos llevado el amor que hay quien lo identifica con el
mal de ojo. (Esta advertencia, no solo Christine Lagarde advierte lo evidente, está dedicada a la calle de la amargura, a
la existencia del odio, y a no poder arrancar el mal de ojo del alma). Ojeada de soslayo. Gracias...
(de nada).
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