lunes, 21 de noviembre de 2016

Megalomanía vil.

Al paso de los años cambiamos, y por el mismo precio deberíamos cambiar a mejor, pero no, no todos ni todas cambiamos a mejor. Lo malo es cambiar a peor sabiendo que hacemos daño sin importar las consecuencias. Tengo pruebas que huelen a galán de noche. De película.

Malo es llamar a la puerta de quien tiene la posibilidad de comprar información interesante para más adelante cobrar esa información interesante (de interesar), pero peor que malo sería que al llamar a la puerta pasare por la acera de enfrente la vecina chismosa... Puedo decir y no mentiría, que quien fuere se puede dar por perdido cuando se enteren si se enteran los que no saben y quieren saber quién es el infiltrado. Lo políticamente correcto es una tentación para el striptease.

Nadie nace perfecto, pero conviene aprender a vivir aceptando la realidad que nos toca sin complejos (complejos que pudieran ser de superioridad con mecanismos inconscientes al pretender compensar sentimientos de inferioridad con burdas manipulaciones). Conocer nuestras limitaciones es necesario para ir por la vida con la cabeza alta. "No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo". Oscar Wilde. Gracias... (de nada).

2 comentarios:

  1. Dice alguien -sepa la bola quien- que hay dos clases de escritores. Los que piensan y hacen pensar. Tú me haces pensar pero no exageres ya sueño a Rajoy.

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