miércoles, 2 de noviembre de 2016

Me aterra envejecer.

Ahora que estoy más vivo que siempre; ahora que tengo tiempo para mí y los demás; ahora, me cuesta dormir y reconocerme entre mis sueños... Llevo durmiendo en diferentes sitios demasiado tiempo y no encuentro la ventaja. Me encanta la rutina. La rutina no es mala. Malas son algunas compañías; yo me cuido de las malas compañías. También son malas las ojerizas, dar de qué hablar a la lengua viperina. Y qué decir de las apariencias: quien alardea sin saber lo que le espera o sabiendo y silencia la verdad para confundir a la colindancia cercana. Mal asunto. Me quedo con la rutina en mi impagable soledad. 

Mi rutina tiene que ver con la palabra escrita y con un renglón que dejo por escribir cada día. Un reglón al azahar por si alguien se le ocurre algo qué decir... Sería hermoso que alguien escribiera un reglón en de soslayo con palabras agradecidas si me diera por envejecer de pronto sin causa justificada. No me importa ser viejo pero me aterra envejecer. Gracias... (de nada). 

3 comentarios:

  1. Sorpresa mi querido, si eres más o menos de mi edad lamento decirte que ya lo eres pero como decimos aquí: viejos los cerros y reverdecen.

    No envejezcas si no quieres, nomás no vayas a andar ai bailando como quinceañero como algunos que circulan en vídeos.

    Da igual, para mi siempre serás tal como no te conocí. Tenemos ventajas, los virtuales no envejecemos.

    Te quiero hoy.

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  2. Cada día me cuesta más ganar un te quiero.
    Soy viejo, no tanto como tú (lo siento), pero no envejecerá mi mente por más que la dama que vela mis sueños lo diga (qué sabe ella). Hoy la veré. Y llego tarde. Gracias. Beso,

    Salud,

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