martes, 8 de noviembre de 2016

En el mundo hay un hombre feliz.

-¡Qué pelos!. -¿Tú crees? -Ya te digo. -¿Entonces? -No te lo repito más. -Sí, cariño. La peluquería a tope, como en el paro. Y yo a la fila. Qué triste mi vida, si no es por uno es por otro: a la fila y esperando.

Mientras llegaba mi turno, cogí un revista científica extranjera (en España no hay científicos). Y sí, hay un hombre feliz en el mundo y vive en el Tíbet. Es un monje budista de origen francés que un equipo de científicos de una universidad extranjera de mucho prestigio llevan 15 años estudiando la actividad de su cerebro mientras medita. Un monje medita, no hace otra cosa y es feliz. Lo que me lleva a pensar, y ya me duele la cabeza de pensar o meditar si no es lo mismo, que nunca seré feliz. Y no seré feliz, sino que, además, y puesto que la felicidad está en el pensar o meditar y no en casa de la vecina chismosa, que es donde creí que estaba, vagaré por el mundo de la patología virtual el resto de mi vida.

No me puedo rendir, si no monje del Tíbet, porque quiero ser feliz pero hay que pensar o meditar y eso es incompatible con mi carácter, puedo colgar los malos hábitos y meterme a monja de clausura. (Solo Dios es incomprensible a la mente humana y se le quiere a través de la fe). Seré monja de clausura en un convento cercano a la costa mediterránea que no hace frío. El frío tibetano me mataría. Lo peor que tendría que dejar de escribir en la ignorancia de mi soberbia y ser humilde. O no, qué importancia tiene ser humilde y conocerme mejor. Dedicaré todas mis horas a hacer pastas de té. Detrás de los fogones esconderé mi rebeldía. Eso sí, nadie puede llamarse engaño porque mi paciencia no es omnipaciencia. Del wifi no pienso darme de baja, de soslayo es la murmuración de la conciencia en el mundo mundial, que diría Manolito Gafotas. Y si alguien le interesa saber, a viva voz, declaro ganador de las elecciones en Estados Unidos a Donald Trump. Segunda Hillary Clinton. Dizque a viva voz de la conciencia. Amén. Gracias... (de nada).

2 comentarios:

  1. A Trump sólo le faltaba tener el mundo en su poder, los estadounidenses se lo dieron en bandeja de plata.

    Parto en búsqueda de una alternativa para entender lo que pasó.

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