sábado, 8 de octubre de 2016

No me dejes.

Si considerase la demostración de torpeza afectiva como ofensa, amor, ya me hubiera tirado al monte. Pero mantengo la esperanza. Amor. Mientras el silencio se adueña de nosotros, amor, nos carcome la ausencia. No quiero morir de éxito, amor, ni de pena. Te hago un llamado a la autocrática y la reflexión. Has hecho historia, amor, ¿pero cuál es el precio que has pagado? Vencer y ganar; golpear primero, es la clave. Me resisto a la tentación de perderte, amor, aunque sé que es sábado de fieles los difuntos.

Hace miles de años conocí la debilidad política en personas que eran lo que nunca volvieron a ser. De nada valieron los esfuerzos éticos. No se cómo se explica el éxito sin argumentos. Aquellas personas hicieron lo que debían, o sea, lo que les convenía. Como tú. No me dejes. Gracias... (de nada)

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