"Dime con quién andas y te diré quién eres". Este enunciado del refranero español es el que de niño me persiguió de manera cruel. ¿Y cómo voy a saber quién soy si no sé con quién ando? Quería saber quién era, de pequeño ya me picaba la curiosidad. Como cualquiera niño tenía amigos, vecinas, compañeros de clase. Pero no sabía si eran buenos o malos, ni conocía a la persona que me dijera quién era yo.
Esa pregunta ya no me persigue, pero me dio qué pensar. Ahora me da igual: para mí todo el mundo es bueno, lo de la presunción de inocencia tan de actualidad en los juzgados. Pero sé que no es así ¡claro mujer!: Ni tan buenos ni tan malos. "Para qué voy a declarar si la sociedad ya me ha condenado". Se lo oí decir ayer en la televisión a un enjuiciado entre otros. Casi nada a cambiado: "Dime con quién andas y te diré quién eres". En este país no se salva ni Rajoy, que ya es decir, y sigo por la credibilidad de una mujer que llegó a ser dama. Dama de la Justicia.
Y del bendito amor qué decir: "No te cases, cómprele un chalet en la Costa Azul, pásale 3.000 Euros de pensión y al menos ahorrarás el dinero de los abogados y muchos quebraderos de cabeza". Ya nadie se fía de nadie. Pues cada cual tendrá que ser uno mismo sin amigos que declaren en su contra, y sin anuncios ni pronósticos. "Dime por qué luchas y te diré cuál es tu catadura moral". Muerto Eugenio, no me debiera fiar, sin embargo, yo me fío, por más que unos ojos de mirada clara encubran su identidad. Dicen que la mirada es el espejo del alma y que no engaña. Engaña el vestido, el elogio, el aplauso, las lágrimas de plañideras. No soy formal en las formas, pero soy respetuoso con las ideas, las dudas, las preguntas sin respuesta. Con quienes defienden su verdad a pesar de los pesares. Y más que ayer, con las vidas paralelas que asoman entre la brisa de un mar y sus brumas y solo se juntan en Les Seniaes. Gracias... (de nada).
Muy certero...
ResponderEliminar