Paco Ibañez cantó a la mala reputación: "Cuando la fiesta nacional, yo me quedo en la cama igual, que la música militar, nunca me supo levantar. En el mundo pues no hay mayor pecado que el de no seguir al abanderado; no, a la gente no gusta que, uno tenga su propia fe; no, a la gente no gusta que, uno tenga su propia fe. Todos me muestran con el dedo salvo los mancos, quiero y no puedo".
Pues me voy a Valencia que Kristel me echa de menos y yo a ella. Ante el infortunio que padece el pais, no puedo por menos que resucitar mis ideales y, puño en alto, limpiar el jardín de los sueños de Kristel. Tendré que ir atento al camino, o que Patricia me explique cómo funciona el GPS. ¡Maldito invento del maligno!. Mis entendederas y el GPS incompatibles. ¡Dios mío!. No puedo errar el camino y aparecer en el Paseo de la Castellana, que me confundan con la cabra de La Legión y me obligen a desfilar a ritmo de Ricky Martin: "Un, dos, tres, un pasito p´alante, María. Un, dos, tres, un pasito p´trás".
Me encontraré con Kristel, y, con un café en la mano, hablaremos de nuestros amores, del trabajo, de la Ciudad de Valencia sin Rita, de lo mucho que la echo de menos, y, sobre todo, del tiempo que tiene a su favor. Porque tiene una vida por delante. Vivir, como intento cada día explicar en de soslayo. Y vivir. A pesar de los pesares, vivir. Gracias... (de nada).
Interesante...
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