"Yo adivino el parpadeo de las luces que a lo lejos van marcando mi retorno. Son las mismas que alumbraron con sus pálidos reflejos hondas horas de dolor. Y aunque no quise el regreso siempre se vuelve al primer amor. La vieja calle donde el eco dijo tuya es su vida, tuyo es su querer, bajo el burlón mirar de las estrellas que con indiferencia, hoy me ven volver. Volver con la frente marchita las nieves del tiempo platearon mi sien. Sentir que es un soplo la vida que veinte años no es nada que febril la mirada, errante en las sombras te busca y te nombra. Vivir con el alma aferrada a un dulce recuerdo que lloro otra vez". ("Volver". Carlos Gardel). Ni Gardel inspira hoy a de soslayo y da qué pensar. Jamás dejé de pensar en ti.
Volver. Para dejar la realidad que vivo y volver, o intentar volver, veinte años no es nada, pero cómo duele volver, o intentar volver. Llamar a la puerta y de unos ojos la mirada más triste me diga: "pasa (o no), yo tampoco dejé de pensar en ti (o no)". A poco después de conocernos nos dijimos y comenzamos a volver y fue en vano porque la palabra dicha no puede ir hacia atrás a desdecirse (o sí). Tú y yo nacimos para juntos y no supimos querernos de corazón y ahora es cosa del Señor Dios (o no). Ni te imaginas lo que te quise y quiero. (Quién discurra un oscuro propósito, que pague las consecuencias). Gracias.
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