El pasado domingo en el Carlos Tartiere de Oviedo se enfrentaron el Real Madrid y el Real Oviedo que después de 24 años regresó a primera división. Los aficionados asturianos se les presumía felices, y no tanto porque les tocara jugar con el Real Madrid, a pesar de reconocer que jugar con el Real Madrid era un regalo ambicionado. Comenzó el partido y todo fue según lo previsto, imagino. De fútbol entiende Ian, no yo, pero soy asturiano y leí algo en prensa y el resultado final previsto, más o menos: 0-3. El partido según los medios de comunicación fue un sinsentido desde que un joven de aspecto singular, Vini, de Vinicius, brasileño para más señas de identidad, entró en el minuto 63 y le dio tiempo a marcar, a ver una tarjeta amarilla y a encararse con la grada del equipo asturiano mientras Mbappé le tapaba la boca para que quedara muy adentro el choteo y los improperios, pero uno aún le salió envuelto en hiel: enviar al Real Oviedo a segunda división. Pensarán que al ser de allí no soy de otro lugar y no reconozco quién es quién, pues no: ese joven tiene suerte de ser millonario, se puede decir que es envidiable. ¡Qué va!. Yo le envidio la edad, los millones, si quiere que le sirvan de utilidad, tendrá que volver a la escuela (de haber ido) y, a pesar del precio, no hallará un maestro que le enseñe la mejor educación aunque viviera otra vida. Gracias.
Si , una
ResponderEliminarbofetada
es lo que
necesita,
a cualquier
simple ,se
le tiene en
una capilla ,
o en un altar
hoy.
Orlando: Muchos, por muy buen jugador que sea, opinamos igual. Es un tipo vulgar. Gracias.
ResponderEliminarSalud.