Un virus y un homenaje.

En el Pueblo de Patricia pase lo que pase la culpa es de un virus. Un mareo, un dolor de cabeza, un revuelto de espinacas... Un virus. Y entonces pregunto: ¿Qué virus? Y sigo: ¿Virus de la covid? Yo no conozco otro virus. Y entonces salí a consultar a un microbiólogo de la Seguridad Social que saben y explican el papel decisivo que desempeñan los virus y cómo ayudan a combatir la resistencia de las bacterias y no estaba de vacaciones, estaba opositando para una plaza de sereno... ¿Es un virus, un empacho, o lo contrario? ¡Necesito saber!. Y, cómo no, consulté la Wikipedia. Ah, sí, yo soy mucho de la Wikipedia cuando no sé y quiero saber. Yo siempre quiero saber cuando no sé. Y sí, me entró un virus por donde no debía y a poco y poco más, mi esposa, en vez de llamar a la SAMUR, tiene que llamar a la funeraria. Y así, distanciándome de la ruindad de la politiquería en todas partes (ahora sé que solo superada por un virus), he vuelto a casa y al ruido. Por más que critique y diga, tengo una deuda acreditada con el responsable de cultura del Pueblo de Patricia: soñador de versos, hacedor de ruido e inquietudes, que sus alabanzas caben en una Biblioteca, procesiones de la Virgen aparte. Una semana al mes tampoco es para que el mundo cultural, intelectual, literario, calle, por supuesto: le debo mucho, un homenaje cuanto menos. Gracias.