jueves, 21 de agosto de 2025

Tal vez saber es empezar a querer.

La lucha diaria implica hacerlo sin contaminarnos. No me refiero a pecar por amor, que ustedes ya saben que es salud para el cuerpo, hablo de despreciar nuestros sueños, reducir nuestras metas a la estrechez de los recursos posibles, abandonar nuestra entereza emocional por presiones del entorno (de cuando en vez lo digo y no me canso: no se dejen llevar, no sean estúpidos, perderán, tarde o temprano perderán. Tengo ejemplos y duele el alma), devaluar nuestros valores a categoría de saldo. La resulta asumida por la conveniencia de una minoría, es otra manera de desfigurar y echar a morir nuestro interior. Nuestro yo auténtico, el que en confianza, quien nos acepte y llegue a conocernos, tal vez con el tiempo nos quiera. No se conformen con menos ni se desfiguren, no se rindan ante un grupo de poder o los porcientos, no se dejen intimidar frente a intereses bastardos. Y si algunos niegan, perseveren; y si otros flaquean, luchen y amen hasta las trancas. Aunque nadie les entienda. (Si todavía no les ha entrado en la cabeza que el amor es de cada cual y lo ejercita a su manera, cualquier intento de adulterar su identidad es recusable, y no sigo, porque si sigo acabaré pidiendo perdón y no podré mantenerlo). Gracias.

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