jueves, 16 de enero de 2025

Aburrido se nos puso diciembre.

Poco a poco pasaron los días y las fiestas navideñas se pusieron aburridas. Aburrido se nos puso diciembre. Un mes con 31 días, demasiado para la Natividad de Jesús el Cristo y demasiado poco para todo lo demás. No valía febrero con 28. Lo dije días atrás, hasta los Reyes Magos fueron un penoso fracaso. Hablo de cultura, la cultura. Y de la biblioteca municipal como espacio cultural de debate abierto a desarrollar el pensamiento crítico que estuvo cerrada o abierta con derecho de admisión (cuanto menos agradecer que no haya sido por derribo). Tener una biblioteca cerrada o pendiendo de voluntarios ociosos un día para abrirla, es un pecado sin indulgencia. No podemos perder la oportunidad de insuflar cultura en vena a los niños, y a los mayores. Qué no estaría dispuesto a dar un güelu por acompañar a sus nietos a una biblioteca y juntos leer un libro, un examen, un periódico, además de olerlo. El olor a biblioteca es especial. El poderoso efecto que provoca un libro. Un pueblo está perdiendo la esperanza de encontrar su propio destino. ¿Qué les pasará por la cabeza a los políticos con un pueblo en fiestas? Nada bueno, fijo. Si me dieran a elegir entre las fiestas navideñas y las próximas elecciones, desatado a destiempo, elegiría las próximas elecciones, aunque ganaran los nuestros. (Ojalá y que la Magdalena los inspire y aprendan). Gracias.

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