domingo, 1 de septiembre de 2019

Ya es septiembre y nada ha cambiado.

Soy persona de las de antes, de respetar la palabra dada, quiero decir, y dije que no volvería a cantar la verdad en misa los domingos y no volveré. Además, y Flor de María lo sabe aunque a veces lo dude, no me cuesta cantar la verdad aún siendo mentira. Confieso que no soy persona de cantar siempre la verdad. Pero eso sí, los viernes de mercado seguiré comprando disculpas para toda la semana, los sábados resucitando a los muertos y enterrando a los vivos, y los domingos que cantaba la verdad en misa dándome golpes en el pecho en busca del perdón ya no, porque la vida me enseñó que para perdonar, el perdón, hay que merecerlo. Y vaya como interjeción que cantaba genial las rancheras y los tangos y los boleros y "Asturias patria querida", ay. Pero el buenismo enfermizo no va con mi religión: "hermanos todos primos ninguno". Recuerda. Gracias.

"Mi país se liberó de un mal. Quisiera que le siguiera aún otra liberación. ¿Puedo aportar algo para ello? No sé. No soy hijo del mar, como escribió sobre sí mismo Antonio Machado, sino del aire, la menta y el violonchelo, y no todos los caminos del alto mundo se cruzan con los senderos de la vida que, de momento, a mí me pertenece". "Autorretrato". (Adam Zagajewski).

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