Tengo una corazonada y no es una corazonada cualquiera pues tiene que ver con el futuro de un ser muy querido para mí. (Ojalá se cumpla). Sé que mis corazonadas son de poco fiar. Yo mismo me considero de poco fiar. Aunque haya gente que opina lo contrario y me llama y me pregunta y me asegura, como el bolero, que sin mí no son nada. Lo cierto es que saben lo suficiente, pero no la forma de utilizarlo de manera que haga el efecto deseado. Es sabido que la información es poder y que este mundo no hay paragüero que lo enfile, pero si intentamos mejorarlo, aunque nada más sea por nuestros hijos, tal vez haya una esperanza ¿? Entre todos logremos un país mejor para nuestros hijos que el que soñamos para nosotros. Por cierto, hay quien cree en Dios y quiere hablar conmigo. No viene por delegación, viene por cuenta propia: algo sabe y quiere saber más. Me encanta que la gente quiera saber. Un corazón herido y pisoteada su dignidad, si no culpa a Dios, miedo me da. Desde luego conviene tenerse miedo. (Juro, porque yo soy ateo como Él, que su camino es el del buen hacer). Gracias.
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