Contemplo a mis nietos jugar y echo cuentas y sí, en mi vida he reído y llorado. Y ahora, me caen lágrimas de rabia. Hablo de política y estar indefensos ante estos profesional de la mentira que nos llevan a otras elecciones... las cuartas en cuatro años, y aún así, la vicepresidente Calvo asegura que "las urnas no son un fracaso". A mí me lo va a contar que pasé media vida sin poder acercarme a ellas. Pero sí, las urnas no son un fracaso, el fracaso es ella. Ella y los suyos. Y los demás y los otros, o sea, todos los estúpidos farsantes. España es una democracia no tanto desde la Constitución del 78, sino desde los Pactos de la Moncloa que hicieron posible la transición y la convivencia de las ideas y el libre pensamiento. Sin embargo, lo que demuestra que el maligno nunca duerme, la desconfianza y la soberbia nos devuelve a las urnas: de qué poco valen los ejemplos. Hemos votado en primavera y mejor sería echar el país a andar y que no fuera menester que el carrefur nos fiara para llegar a fin de mes. A no ser que las izquierdas esperasen por Íñigo Errejón para empatar... Si era eso, se confirman las dudas, ya empataron, ahora son tres derechas y tres izquierdas en liza. Quien grite más alto y mejor insulte gana. Gracias.
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