En el pueblo de Patricia hay un interés desmedido por cosas tan irrelevantes que avergüenzan a la vecindad. Son cosas. Lo que a unos gusta les tiene que gustar a los demás. Perdón, hablo de política. En el pueblo de Patricia se niega la evidencia.
Lo digo a veces: en política vale todo menos negar la evidencia ¿? A pesar de saber que en política tres y tres no son seis ni siquiera media docena. "Y un huevo duro, y también dos huevos duros. En lugar de dos son tres". O lo tomo a risa como en el "Camarote de los Hermanos Marx" o daré en loco. Cuanto más "al loro" se debiera estar porque aún no se sabe, aumenta la falsedad de unos y el conformismo de otros. Un día se miran al espejo, se gustan y prometen la luna sin darse cuenta que lo único que prometen es olvidar el compromiso adquirido. Las cosas son como son y salvo un milagro irán a peor, pero eso ya no importa... (En mi impagable soledad no hay gente porque para mí la gente de cosas de pueblo son tediosas). Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario