domingo, 22 de septiembre de 2019

Si ladran, que sean los perros.

Ayer la vi y hoy recibo un "emilio" anónimo: "Los días que escribes son mi vida por fascículos". (No es tu vida, es tu muerte).

Uno no debiera escribir a merced de la inspiración sin meditar las consecuencias. Quizás uno no tenga vida propia ni tiempo para leer un libro. Viene de ayer: "la agonía del cuerpo dura un soplo, pero la agonía del alma dura toda la vida". A pesar de saber que leer un libro consume tiempo y energía evita consecuencias. Leer un libro enseña a discernir fantasía de realidad. Un libro, aunque sea un libro malo, explica cómo salir de la oscuridad y aporta pruebas de que la ignorancia no es sabiduría ni la sabiduría un sentimiento. Lo uno lleva a lo otro por lo que conviene aclarar qué es lo uno y lo otro. Lo uno es el corazón y lo otro la mente. Y Él dijo: "Echad la red al lado derecho de la barca y hallaréis pesca". (Juan 21:6). Y yo digo que dejes de enviarme "emilios" anónimos y no tires la toalla, echa la red. (No corras, nunca es tarde, mientras, vigila esa salud). Gracias.

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