lunes, 23 de septiembre de 2019

Y el otoño llegó.

Lo digo asumiendo el riesgo que supone meterme en camisa de once varas. ¿Qué te cuesta inhibirte o pasar de soslayo y no participar en la investigación judicial abierta a políticos presuntamente corruptos sabiendo que te puede salpicar? (¿O no lo sabes? Cuando primero lo aceptes menos meteduras de pata de atrás. Pienso que te convendría abreviar tu imagen en las redes sociales y no ser tan estupenda aunque te eche de menos tu audiencia. Morir de éxito no es de gente inteligente. 

Recuerdo un día paseando por Les Seniaes que entre los naranjos florecieron unas violetas. Las violetas son las flores más tímidas que ocultan su belleza bajo la hierba. Las violetas no se dejan ver por cualquiera. Lo que nos lleva a pensar que en asuntos del corazón el azahar en Les Seniaes son un milagro para creer, pero las violetas roban el alma y son el acabose. (Es una tragedia para el alma salir de casa cantando "La violetera" porque a poco que te descuides llega el otoño). Gracias.

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