Un sabado de fieles los difuntos me entero que una amiga ida alcanzó su única esperanza: ser una empresaria de éxito. Su hermana Encarna, alcaldesa de Móstoles, la ha enchufado como responsable municipal de empanadillas y redes sociales.
Cosa seria alcanzar en la vida una única esperanza. Yo, que me alimento de esperanzas, aconsejo tener más de una única esperanza. Pero yo soy yo, además de un soñador empedernido que valora la poesía que se explica como experiencias de vida propia. No me interesan experiencias ajenas. Y porque no recuerdo quien fui, ni siquiera sé lo suficiente, escribo el día para conocerme mejor y saber y ser. Soy viejo pero me valgo por mí mismo. Soy independiente y tengo algo interesante que me encanta. Me gusto. Si por un aquel fuera mujer de armas tomar, me pediría mantener una relación seria. Soy la hostia.
La vida me enseñó que mis paranoias y mis espejismos y mis ausencias y mis idas y venidas tienen algo en común: a mí. Y que sin mí no son nada. (De joven yo también fui empresario de éxito, pero nunca fui solo un empresario de éxito). Gracias.
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