Llega un día, y como las cosas malas llega sin avisar. Escaso de imaginación no tengo nada que me interese para escribir. Una amiga ida, el cartero, una confusión, un descuido, o la mejor oferta de una compañía eléctrica en días del otoño más frío me serviría para escribir. Pero no, ay. Días tiene uno que me niegan todo. Hoy es un día de esos.
He buscado en lo más profundo de mi alma y nada. Ni una musa, solo una musaraña para mirarla distraído. Cargado de emociones no sé cómo derrotar la falta de inspiración. Esto es el fin. Me siento abandonado. Me siento pequeño. ¿Quién inventó la inspiración y sus caprichos? Amanece con ganas de escribir pero me falta el talento que no tengo.
En la panadería oigo a una vecina decir a otra que los ERES de Andalucía marcarán tendencia este invierno. Pero ya uno está cansado de tanta corrupción, aún no digerí la Gürtel, ni el tres por ciento, ni la fórmula uno, y las elecciones catalanas ni las nombro. Más corrupción no, y más mentiras tampoco. Antes me tiro al monte. O me tiro a un camión: ¡Mátame camión!. ¿Cuál será el futuro de este país? ¿Cuál será mi futuro si me falta inspiración? Lo dejo y me quedo en la incertidumbre. Si dimite Rajoy regreso con una botella de sidra para celebrarlo. Qué día más triste. Gracias.
Vaya ...
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