Patricia llevó a Enol de urgencias al médico, nada de importancia, gracias. Pero Enol, bebé, no se explica, solo llora, y Patricia atarantada de la cabeza. Al cabo de dos horas (¡yo!) unas gotas y el siguiente. Si no así parecido. Cuando Patricia salió de urgencias no valía ni para darle un biberón a Enol que no quería. Un bebé no se explica. Lo que me lleva a pensar que de loco no salgo. Yo, es llegar a la consulta y la dama que no me deja ir sale a recibirme como si fuera ministro de Rajoy. Enol es un cielo de bebé, pero el loco soy yo y no me quejo. (Enol tiene un leve catarro). No soy de amenazar, tampoco de decir mucho la verdad, pero a veces, si das en loco y no te ingresan por orden judicial cogen miedo y el miedo en la justa medida espabila la modorra. Es bueno que no se conozca tu potencial disuasorio ni hasta donde estas dispuesto a llegar para defender una causa justa. Si fulanito de tal, de profesión, loco, te tratan como un marqués republicano. Anímense, y, si por las buenas no hay manera, enloquezcan para que sepan que está en juego la dignidad de un país. En todo caso si creen que ir de loco no es la manera de solucionar los estropicios de Rajoy ármense de paciencia. O recen para que la impotencia que sufrimos no acabe con su salud mental. Gracias.
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