domingo, 10 de diciembre de 2017

Un día en el calendario.

El teléfono.
¿Recuerdan que dije que había perdido mi teléfono de última generación y que se lo iba a decir a mi esposa para que me regalara otro estas navidades y todo lo demás, incluyendo las dos hostias? Pues el miedo a las dos hostias me lo impide y vivo incomunicado. Desde que perdí el teléfono no existo. No se imaginan lo que es vivir incomunicado en los tiempos que vivimos. Si no existo cuanto menos soy apenas. Ni Patricia ni Kristel me enviarán sus mejores fotos por güasá, ni leeré en fadebú si una amiga aún me quiere, en tuiter si Rajoy dimitió, si mi usurero preferido me ofrece un préstamo de hasta 3.000€ al 24% de interés por gemel o si istagran se actualizó y puedo guardar lo que quiera en la nube, ¿Alguien sabe si en la nube se puede guardar personas? Mi esposa me amenaza: "pontepalláqueestorbas". Miedo me da que se entere que existe la nube y le de por guardarme para siempre. Probe de mí. Que no se entere.

La nube.
No imagino un mundo sin redes sociales, sin teléfono. No imagino volver a escribir cartas y pegar sellos y enviarlas a la nube. Joder con la nube. Antes estar en la nube era estar en la inopia. Supongo que ahora será lo mismo dicho de una manera más tierna. Nadie quiere ser estúpido, menos el día de su cumpleaños. Tengo pruebas con argumentos.

Gracias.
Gracias, Juan, gracias por el capazo de naranjas, muchas gracias. Carmen me dijo que de salud te ve bien pero que le gustaría verte mejor. Como yo Juan: vigila esa salud y deja que otros se ocupen del campo. Lamento haber estado en la inopia cuando viniste acompañado de tu hija con su mirada más triste. Dale un beso por acordarse de mí en un día tan señalado, sé que es cosa suya y no del azahar. Un beso. (Por los besos que me sigues negando). Gracias.

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