"A quienes los dioses quieren destruir, primero enloquecen". (Eurípides). Y yo añado, dándoles poder. (¿Qué puedo hacer para que no sufras? La gente cambia por dos simples razones: o pierde demasiado o sufre lo suficiente. Amén.
Si ayer qué decepción, hoy qué tragedia que es más. Una amiga que lo fue, que lo es, que no sé, porque un día que no cambió sus caderas de acera me dijo que me leía y hoy me dijo que no. (¿A quién importa? Si no hoy fue un día). Como Jesús el Cristo dijo a Pedro que lo negaría tres veces y le negó, ella también me negó pero no me avisó... Yo solo quiero volver al amor y su verdad si aún no ha perdido la capacidad de amar con poesía y renacer en su mirada.
Fui a verla y la vi, le pregunté por la salud y la familia y me contestó con otra pregunta: ¿Quién eres? ¿Es o no una tragedia? Como el bolero de Agustín Lara: "Divina claridad la de tus ojos diáfanos como gotas de cristal, uvas que se humedecen con sollozos, sangre y sonrisas juntas al mirar. Por qué te hizo el destino pecadora si no sabes vender el corazón. Si cada noche tuya es una aurora, si cada nueva lágrima es un sol". (Ojalá y esa palabra que me has dado no sea otra promesa por cumplir. Ojalá y que sea una bendición de Dios para no perderte para siempre). Gracias.
Bien ...
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