domingo, 5 de febrero de 2017

La dicha no se desmiente.

La importancia que tiene ser coherentes entre lo que pensamos, creemos, decimos y hacemos. De lo contrario, esto no funciona como debiera. Hablo de internet y de "resetear". Yo no sé lo que es resetear, en el diccionario de la RAE no viene, pero una señora amable -porque lo que escribo no sale del horno caliente, llevo sin internet media mañana y sale del horno frío-, desde allende un mar me reseteo el "router" -otro anglicismo estúpido- y ya estoy aquí. Gracias.
 
El hundimiento del pesquero gallego con 12 tripulantes que salvaron la vida con la mar desbaratada frente a la costa asturiana, me hace pensar que cuando una persona se hunde o toca fondo los gritos se oyen abajo y se oyen arriba. Nadie está solo en este mundo, así que cuidado con hacer estupideces porque el muerto no sufre, sufre el vivo. Y sé, por experiencia, que los 5 sentidos a veces son insuficientes para comprender el alcance de una dicha desdicha. Una mente dividida no siempre toma la decisión correcta. Mi otro yo es ella (respiro su voz). Ella me hace sufrir.
 
La vida me enseñó mucho más de lo que aprendí. Mucho me enseñaron mis maestros y mucho la vida. Pero aprendí más bien poco. Y eso es triste, como triste es que de ignorantes de la vida está el país que se irrespeta. El país está patas arriba. Pero nunca es tarde para volver a la verdad, al amor, y aprender de nuestros horrores, y volver a soñar libre de culpas. Nunca será tarde si la dicha es buena y oportuna. Porque detrás de una dicha desdichada siempre hay una falsedad desvergonzada y un atropello. Por una dicha a la hora, porque no sea una dicha tardía y maliciosa.

En resumen.

El hundimiento del pesquero gallego me hace recordar que soy rico en amores, y que si mi otro yo de cuando en vez me desbarata la culpa es de ella y su conciencia tranquila, no mía. A pesar de saber como sabemos que si yo muero muere ella. De aquella experiencia aprendí que no volveré a tropezar en la misma desdicha que sería tanto así como estar muerto. La María siempre me acompaña, y su cara, y su pose infantil, y su mirada que sigue siendo la mía. (La paciencia es la madre de todas las virtudes... Si un antisicótico la aconpaña). Gracias... (de nada).

8 comentarios:

  1. Vaya con que ha sido eso la causa por la que no escribiste tempranito. Los anglicismos están de moda. Si no estás al día no existes dijo alguien que la verdad ni recuerdo quién era. De por si para muchos somos inexistentes imagínate sin internet. No tener un perfil cibernético excluye de la vida a muchos.

    Me he preguntado muchas veces cómo eres físicamente. Eso nunca lo sabré. Eres letras detrás de un monitor. Lo digo y lo sigo pensando. Tú y yo estamos unidos por un lazo invisible. Cuando uno de los dos se canse o decida cortarlo entonces de verdad dejaremos de existir. Contando claro con que al otro lado el monitor seguimos respirando.

    Me da gusto estés bien. Me agrada saber que La María siempre te acompaña, al menos tienes con quien platicar.

    Un saludo de soslayo

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  2. De platicar no me hables, al menos cuando estoy en mi impagable soledad escribiendo el día que me gusta vivir. A mí también me hace feliz saber de ti. Por cierto, es domingo y puedes ir a misa a platicar (no es menester que me contestes). Te quiero.

    Salud.

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  3. No es menester pero te voy a contestar porque no puedo dormir y alguien tiene que pagar por ello.

    Mira tú si voy a misa me la paso pajareando. Miro la cara aburrida de los santos. La del dios crucificado, las lágrimas sin acabar de la virgen. Los candelabros ¿Cómo diablos colocaron esas cosas tan alto? No puedo platicar porque siempre termino riéndome y me callan cualesquiera que estén cerca mío. Ya no te digo si mi hermana Emilia está junto a mi. Habrase visto. ¿De cuando acá las hermanas mayores regañan a las menores? ¿A dónde vamos a parar?
    Además detesto a los sacerdotes y su arrogancia. Misa de pobres, misa de ricos y bla.

    Luego a la salida, ¿Cómo estás? ¿Qué gusto verte? ¿Estás enferma? Te ves muy bien a pesar de... y así.

    Mejor me quedo aquí y te ataranto a ti al fin que cuando te canses de mi nomás no me contestas y listo.

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  4. Ya te gustaría que no te contestase para parecerme a ti. Pero no, te contesto, y para que sepas, porque sé que te gusta saber, hoy yo iré a misa y rezaré por ti y por mí, y, sobre todo por quien lo necesita más que tú y yo. Una joven descarriada (ya me estoy yendo. Ya me fui). Beso.

    Salud.

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  5. ¿Ya regresaste? ¿Rezaste por mi? Anda estoy necesitando una ayudita divina. Y pos como tu te llevas de a cuartos con dios pueque te oiga.

    De soslayo ¿Estás ahí?

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  6. Aquí estoy. Pero Él no. Esperan que vuelva por Navidad. Ya nadie está cuando más se necesita. Beso.

    Salud.

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