sábado, 15 de octubre de 2016

Nada es gratis.

A la mujer afluente de un río que desemboca en un mar de dudas sin horizonte;
a la mujer de ambición superlativa florecida en un jardín de araucaria excelsa;
a la mujer encuadernada con riquezas estupendas:
a la mujer que alucina en la noche desvelada;
a la mujer de jornadas fantasmagóricas.
A la mujer que sigue siendo niña.

¿Cómo decir que me duele lo que le sucede en su cotidianeidad?

Frente las estupideces de todos los tamaños, incluyendo el horóscopo y las frases hechas de las redes sociales, volvemos a chantajear la fe de la buena gente con mentiras. A la mujer cuyo nombre no viene al caso, si aceptara la realidad de su situación y luchara desde la verdad por cambiarla, tal vez pudiera vivir sin mendigar aplausos ¿para qué valen los aplausos sino para alimentar la vanidad? Falta coraje y oficio porque no hay mal que por bien no venga. Nada en la vida es para siempre, no es casualidad una victoria después de pelear en la batalla. No se llega lejos sin dejar los malos hábitos. (A cada paso que das te glorificas con alabanzas. Otorga el valor real de las cosas. Cumple con la promesa dada. No des pasos dubitativos. Olvida los viejos rencores y vuelve a ser la mujer noble que fuiste o morirás de éxito. Te prometo que no sé qué hacer para que no sufras). Gracias... (de nada).

4 comentarios: