lunes, 17 de octubre de 2016

Los corruptos están de moda.

La dimensión de la palabra no es comprensible al oído de cualquiera cuando torpe de entendederas su vanidad atora el sentido común. Hablo de sentido común, no de sabiduría ni de la bendición apostólica que pueda adherirse a la lengua de los chismosos para alcanzar la gloria. Colosales despropósitos nos arrecian: Sus chismes son la ley y van a misa. ¡Hay que joderse!. Una nueva desgracia está a punto de asomar el morro ante los ojos de los malditos prejuicios a golpe de decreto. Si el pasado fue lo que fue, uno tenía la esperanza que con la democracia lo peor estaba escrito y no, estupefaciente, me cuentan mis informadoras que no estaba escrito. Pues que entre el mal por donde quiera: mañana hablaremos de corrupción. Los corruptos están de moda. Es la tendencia que no escapará a esta temporada otoño-invierno. Gracias... (de nada).

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