martes, 13 de septiembre de 2016

Deshaciendo engaños.

Hoy traigo a de soslayo una pregunta: ¿en el amor y en la guerra vale todo? La sabiduría popular dice sí como sentencia definitiva. La guerra, si es lo más parecido a la mili, la pasé en el manicomio: nada que opinar. Y eso que siempre se salvan los poderosos y mueren los desfavorecidos, entonces va a ser que no. Y en el amor rotundamenta no. En el amor no vale todo a no ser que sea ese amor maltratador que no contempla el no como respuesta; que la justicia obre en consecuencia. Si un maltratador llama a tu puerta, por más amor que te haya clavado en el corazón di no. En cualquier circunstancia di no. Y di sí a la Guardia Civil. Por una sociedad libre de Violencia de Género. 016, teléfono de Maltrato a la Mujer.

De cuando en vez, en los asuntos que nos ocupan diariamente, conviene tomar una pausa y sin prisas, bajar de las nubes y echarse en cara las verdades y las mentiras. Y valen todas como lamentos, lloros, o rabietas infantiles, pero no valen los decorados: como cada cual lo entienda a riesgo de equivocarse. Qué bueno es equivocarse y aprender de los horrores. Las apariencias engañan, y no conviene dejarse embaucar por profesionales del engaño.

No a la guerra, no. Y sí al amor sin ataduras, sin promesas por cumplir, sin correveidiles defensores del amor a su manera. No hay maneras que valgan: el amor es bendito y si al menos no queda probada su poesía es amistad de bajo consumo, y cuanto más bajo consumo mejor que la electricidad está por las nubes y el cesto de las decepciones desbordado. Quien diga lo contrario miente. (En los años altos no se validan frases hechas, sean "copia y pega" del Calendario Zaragozano o del horóscopo). No se fíen, hay mucho profesional del engaño con intenciones malévolas. Lo cantó Cabral: "Solamente lo barato se compra con el dinero: pobrecito mi patrón piensa que el pobre soy yo. Gracias. Sean muy felices.

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