Cuando me miro no me veo.
Cuando me miro no veo
lo que ven los otro de mí,
la seriedad no tiene arrugas.
Hay en mi abdomen un nido de víboras
lo que el otro mira son mis límites
las membranas que me acunan.
No se pueden describir las mentiras
ni las certezas
somos fragmentos insuficientes
luces pequeñas como hormigueros en un campo.
Si al menos pudiéramos vernos
prescindiendo del reflejo,
si confiscáramos la belleza del lenguaje
para hablar,
no dependeríamos de la biblioteca
ni de los besos que nuestro padre nos dio
a través de la piel del vientre de mamá
cuando éramos hoyuelos,
impotencias.
Por eso miro al resto cuando camino o cuando viajo,
tal vez en ellos está
la fórmula para encogerme
y encender el fósforo de lo propio.
Rosa Wernicke, poetisa, falleció el 3 de septiembre.
Bien !
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