sábado, 10 de septiembre de 2016

El dueño de mi silencio.

La vecina chismosa hoy barriendo la acera me asegura convencida que se le quebró el amor (la lengua no). Le dije que me acompañase a Les Seniaes y respirara el olor que expele el azahar y el jazmín, que llenara los pulmones de aire fresco para que la sangre riegue su cabeza, (más que el amor se le quebró la cabeza). Su imaginación ha dicho no, y en el pueblo de Patricia apenas hay chismes que cantar si no son de audiencia eclesiástica. Cada cual con sus miserias internas.

De cuando en vez me las ingenio para salir de casa indemne, y, dueño de mi silencio, intento acallar la lengua de los miserables validada por Víctor Hugo pero no. Quiero encontrar los conceptos más allá de las palabras de sus miserias y me encuentro con que más allá de sus miserias hay más miserias... son sus propias palabras los miserables. No aprenden los miserables, a pesar de saber como saben que el dueño de mi silencio soy yo.

Como la cuerda que salta de una guitarra demasiado usada, fatigada, la palabra que es el lazo que me une a lo que más quiero -mi instrumento, mi escudo, mi arma, mi entusiasmo-, me abandona, se regaza en la marcha que sincronizadamente simultanea con mi pensamiento y me confunde y pierdo el juicio, pero las ideas siguen fluyendo de manera constante de mi mente sin cobrar sentido al no encontrar el soporte necesario: daría lo que no tengo para que mi mente rota volviera a reconstruir sus pedazos y ser de nuevo aquella mente psíquicamente consciente capaz de escribir al amor y la santa poesía y no tanto a las míseras palabras de los miserables.

Me apasiona escribir, y hasta que el poeta Ángel González me convoque y me ofrezca en sacrificio, a pesar de los chismes y las miserias en secreta confesión, seguiré escribiendo. Sean felices y gracias.

5 comentarios:

  1. Tú y tu vecina chismosa -mira que no aceptar ir al paraíso- y yo y mi vecino el asesino. Al menos coincidimos en algo. De vez en cuando dan la nota.


    Buenas

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  2. Y buenos...

    Mi vecina es chismosa no una asesina. Ni punto de comparación. Me alegra saber de ti. Beso.

    Salud.

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  3. Jajaja mi vecino tampoco es asesino -no que yo sepa- le puse así porque me recuerda una película de Bruce Willis. Mi vecino el asesino es un pan.

    No habrás cambiado a la musa por tu vecina ¿O si.? Si es así ni Ángel González te perdonaría.

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  4. Mi musa es dama de la poesía que es infinitamente más. No te confundas. Beso.

    Gracias.

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  5. 'ta gúeno, no te esponjes. Ya estarás jabón de olor ni que perjumaras tanto, jaja.

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