"Respeto a las personas, siempre. Buenismo idiota, nunca". Javier Sábada, en Las Provincias.
Ser del pueblo de Patricia es muchísimo más importante que ser del pueblo de Kristel. Y ya me explico: para ser del pueblo de Patricia hay que ser del pueblo de Patricia, sin embargo, para ser del pueblo de Kristel basta con vivir en el pueblo de Kristel. Lo tengo escrito: muerto Eugenio, somos más pobres que siempre. Joder, dona, Eugenio, la sabiduría encuadernada en piel de la mejor calidad.
En el pueblo de Patricia todos son más políticos que los políticos de la oposición. Siempre y cuando en la solapa lleven la pegatina que los identifique si del gobierno o de la oposición. Según me cuentan mis informadoras, el secretario municipal es antipolítico y le cuesta reconocer quién es el alcalde y quién el líder de la oposición. En el pueblo de Patricia es legitima la política, y sin embargo, no hay políticos que sepan que la profesión peor valorada por los ciudadanos en tiempos indignación social, precisamente es la política. Más que políticos que aspiran solucionar las necesidades de los más desfavorecidos, en el pueblo de Patricia los políticos aspiran a convertirse en accionistas SA. Y como el pueblo de Patricia cientos de miles en este país. Para los accionistas SA amigos de Rajoy siempre es agosto: la mano de obra barata y sin derechos laborales. Por eso, y otros ultrajes, no es de extrañar que en este país haya quien se decida por Ian para presidir el próximo gobierno. Gracias... (de nada).
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